Thursday, February 26, 2009

Ese piano tiene comején

Por Nelson Taylor
Ontario, Canadá

En la edición del 26 de febrero de 2009, el Nuevo Herald de Miami publica: “Recomiendan a EEUU buscar 'acuerdo constructivo' con Cuba”. Pareciera que, una vez más, los burócratas ignoran los errores del pasado reciente.

Cabría preguntarse: ¿acaso ha funcionado alguna vez, en algún lugar, el acuerdo constructivo?

El acuerdo constructivo (o constructive engagement) lleva 15 años de implementado entre Canadá y Cuba. ¿Qué se ha logrado con este empeño tan llevado y traído por los "académicos"? Respuesta breve: 800 mil turistas canadienses al año, miles de millones de dólares en inversión y cientos de millones en ventas anuales a Canadá (el 2do importador más importante de Cuba). A cambio de todos esos "logros", la mafia castrista implementó la barrida de la primavera negra y todas las barbaridades que conocemos.

A los ingenuos que crean que tal política cambiaría a los Castro, les preguntaría:

  • ¿Desde cuándo un turista se interesa por debatir sobre política?
  • ¿Qué iría a decirle un americano as ese “cubanito ciego” que ya no habría dicho un turista canadiense? A ese cieguito cubano, a propósito, se le impide legalmente interactuar con extranjeros.

Sabemos lo que buscan los millones de "agentes de cambio" que inundan las playas cubanas cada año. Como imagina: sexo barato y las gangas del todo incluido.

Los regímenes totalitarios (comunistas) por naturaleza propia no rinden cuentas a nadie, custodian herméticamente sus secretos y controlan cada detalle hasta la saciedad. En sus transacciones con sociedades abiertas y libres, tienen mucho ganar y nada que ofrecer a cambio. Como ha sido recientemente anunciado, Sherritt International y Pebercan, 2 multinacionales basadas en Canadá, han sido golpeadas con el palo reservado a los que negocian con los hermanos Castro, quienes ahora se han declarado incapaces de cumplimentar sus compromisos de pago. Una vez que se levante el último vestigio del llamado embargo (el acceso a créditos), ¿por qué razón las compañías americanas habrían de recibir un trato distinto?

Al final, como siempre, el pueblo de Cuba seguirá ignorado y tratando de escapar del infierno tropical, porque no puede haber un diálogo constructivo entre el cáncer y la quimioterapia.

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